Punto de encuentro de los que compartimos unos cuantos años en los Colegios Corazonistas de Claudio Coello y Alfonso XIII de Madrid, y a los que nos queda un buen recuerdo de aquella época de nuestra infancia y juventud.
martes, 2 de noviembre de 2010
Fotos de clase de Claudio Coello (1963-1965)
De nuevo y del archivo de Enrique Casals Oliver, una fotografía de su clase en 1963 ( "En la primera, soy el de la derecha. Detrás de mi, creo que están Eduardo De Lucio y Luis García Cuenca")
Y haciendo alusión a la foto de clase, los "profes", solíamos tener entre otras manías la de colocar a las mejores "piezas" de la clase en las mesas delanteras. Enrique, yo no digo nada ¿eh?. A mi que me registren. Menos mal que en la segunda foto se te ve todo formal recogiendo el merecido premio.
Enrique, en la primera foto te reconozco a ti, a García Cuenca y detrás, apoyado en la puerta de cristales, me parece que también a Herrán. De los situados en las filas posteriores me suenan también vagamente varias caras más, aunque no recuerdo sus nombres.
Pero lo que para mí es emocionante de esta foto es que también aparezco yo, a la izquierda de la última fila, justo al lado de uno con flequillo rubio que se llamaba Campoy y detrás de otro gordito apellidado Suárez.
Patxi, según tu comentario anterior, por el lugar en el que aparecemos debíamos ser los "últimos de la clase", un título entonces dudoso y de mala reputación aplicado a los menos integrados en la marcha de las clases, a los más tímidos y a los menos estudiosos. Este emplazamiento en el aula era mucho más cómodo, pues estaba apartado de la primera línea del frente, pero tenía también serios inconvenientes, como el de ser una zona de riesgo de ataque aéreo en la que uno estaba expuesto al impacto de proyectiles de distintos calibres, como las simples tizas o los más temidos borradores de madera. Como lugar donde vegetabamos los más "vagos" era también la zona de donde el cura de turno hacía las "sacas" ejemplarizantes a la pizarra, que solían acabar con la humillación pública de la víctima o la pena sumarísima de la regla de madera aplicada con violencia en las yemas de los dedos (y esto no lo digo por ti, Patxi, que el recuerdo que tengo tuyo en el año en que se tomó esta foto es el de una persona entrañable, incapaz de infundir a nadie sensación alguna de miedo)
Otro recuerdo que me viene de repente a la cabeza al contemplar la foto es el frío que hacía en las aulas en invierno, como demuestran los abrigos, guantes y pasamontañas o "verdugos" con los que aparecemos casi todos en la foto. Desde luego, no cabe duda de que fuimos unos niños mucho más curtidos y menos consentidos que los de ahora...
Otra cuestión que me sugiere la foto: ¿cómo podíamos caber tantos en pupitres tan pequeños?
Julio, los profesores que colocaban a los alumnos en las últimas mesas no era debido a que eran los más “vagos” o menos inteligentes como tú dices. Al contrario, según mi modesta opinión, eran los más formales, constantes y aplicados. A los más “trastos y charlatanes” o a los más despistados se les solía colocar más próximos al profesor porque así los podía controlar mejor. Cuando yo era pequeño (6, 7, 8 años), solía preferir los puestos de atrás debido seguramente a mi timidez. Era bastante tímido de pequeño y prefería estar lejos de la primera fila. Además el profesor era mi padre que todavía vive. No te digo nada… Él siempre tuvo fama de ser buen profesor pero al mismo tiempo era demasiado rígido y responsable y sobre todo con sus hijos. Eran otros tiempos. Yo recuerdo que en párvulos, os solía cambiar de puesto de vez en cuando con el fin de que rompierais la monotonía de tener que estar siempre con el mismo compañero. Además con el nuevo cambio de puesto suponía que veríais la clase desde otra perspectiva dándome la impresión que os encontrabais más relajados. Julio hazme caso y borra de tu mente esa “espinica” que tienes clavada de que erais los más vagos o menos inteligentes, QUE NO, QUE NO, QUE NO ERA ASÍ LA COSA. Lo del tema de la regla, artillería ligera o pesada es otro cantar. Ahí no te quito la razón. Eso dependía del carácter y vocación profesional del docente de turno. Un abrazo.
Pues no estoy del todo de acuerdo, Fco. Javier. Tanto Luis García Cuenca como yo, éramos muy buenos estudiantes. De hecho, éramos de los primeros de la clase.
Con el tiempo, eso sí, nos fuimos estropeando (por lo menos, yo).
Yo del Hno Fco Javier, lo que recuerdo que le ponía a mil (y hacía que sacara a pasear la mano, la regla no la usaba para estos menesteres ) era que le llenáramos de bolitas de plastilina la campana que tenía en el radiador de la clase y que salía a tocar al descansillo de la escalera de Claudio Coello a la hora de salir a comer. Tanmbién le fastidiaba bastante (que yo recuerde) cuando ibamos a misa al asilo que había enfrente del colegio y nos dedicabamos a mojarnos con el surtidor que allí había
Un Abrazo Pachi, no he olvidado el pájaro verde, la moto que era la letra r y la g que era un tío que se ahogaba
Me imagino que no me haría demasiada gracia el que os mojaseis con el agua del surtidor porque después vendrían las "mamis" a pedir explicaciones y allí te quiero ver torero. Pero no recuerdo que los párvulos ibais a misa ni recuerdo el surtidor. Si vosotros lo decís, así sería. Yo tengo idea de que ibais a misa después de haber hecho la primera comunión pero bueno. De lo de la plastilina y la campana mejor no acordarse. Ya erais joidos ¿eh?
Espinitas después de 45 años... Nada de esto, Patxi. Lo unico que pretendo es hablar de todo, de lo bueno y de lo malo. Eso sí, con sentido del humor, que en este blog tan simpático no debe nadie pretender ajustar cuentas con el pasado. Un abrazo. Julio
La segunda foto es también otra sorpresa. Ni en foto pensaba volver a encontrarme con el aula grande del primer piso, decorada con las huchas en forma de cabezas de chinos y negros que se utilizaban el día del Domund. ¿Y qué me decís de la campanilla del hermano director (Ricardo), que agitaba como un poseso desde lo alto de la escalera cuando se terminaba el recreo? Me acuerdo perfectamente de la cara del cura que aparece en la foto con gafas oscuras (apenas un chaval). ¿Alguien recuerda su nombre? ¡Son increíbles las cosas emocionantes que aparecen en la Sima de los Huesos!
Y digo yo...(MERA CURIOSIDAD) ¿Se puede saber quién fue el artífice que tuvo la genial idea de introducir bolitas de plastilina en la campana? Venga, venga, que haga el favor de salir del armario y le hacemos un juicio popular. Julio, el Hermano que aparece en la foto con gafas oscuras se llamaba Valentín Delgado.
Y haciendo alusión a la foto de clase, los "profes", solíamos tener entre otras manías la de colocar a las mejores "piezas" de la clase en las mesas delanteras. Enrique, yo no digo nada ¿eh?. A mi que me registren. Menos mal que en la segunda foto se te ve todo formal recogiendo el merecido premio.
ResponderEliminarEnrique, en la primera foto te reconozco a ti, a García Cuenca y detrás, apoyado en la puerta de cristales, me parece que también a Herrán. De los situados en las filas posteriores me suenan también vagamente varias caras más, aunque no recuerdo sus nombres.
ResponderEliminarPero lo que para mí es emocionante de esta foto es que también aparezco yo, a la izquierda de la última fila, justo al lado de uno con flequillo rubio que se llamaba Campoy y detrás de otro gordito apellidado Suárez.
Patxi, según tu comentario anterior, por el lugar en el que aparecemos debíamos ser los "últimos de la clase", un título entonces dudoso y de mala reputación aplicado a los menos integrados en la marcha de las clases, a los más tímidos y a los menos estudiosos. Este emplazamiento en el aula era mucho más cómodo, pues estaba apartado de la primera línea del frente, pero tenía también serios inconvenientes, como el de ser una zona de riesgo de ataque aéreo en la que uno estaba expuesto al impacto de proyectiles de distintos calibres, como las simples tizas o los más temidos borradores de madera. Como lugar donde vegetabamos los más "vagos" era también la zona de donde el cura de turno hacía las "sacas" ejemplarizantes a la pizarra, que solían acabar con la humillación pública de la víctima o la pena sumarísima de la regla de madera aplicada con violencia en las yemas de los dedos (y esto no lo digo por ti, Patxi, que el recuerdo que tengo tuyo en el año en que se tomó esta foto es el de una persona entrañable, incapaz de infundir a nadie sensación alguna de miedo)
Otro recuerdo que me viene de repente a la cabeza al contemplar la foto es el frío que hacía en las aulas en invierno, como demuestran los abrigos, guantes y pasamontañas o "verdugos" con los que aparecemos casi todos en la foto. Desde luego, no cabe duda de que fuimos unos niños mucho más curtidos y menos consentidos que los de ahora...
Otra cuestión que me sugiere la foto: ¿cómo podíamos caber tantos en pupitres tan pequeños?
Un abrazo
Julio Vías
Julio, los profesores que colocaban a los alumnos en las últimas mesas no era debido a que eran los más “vagos” o menos inteligentes como tú dices. Al contrario, según mi modesta opinión, eran los más formales, constantes y aplicados. A los más “trastos y charlatanes” o a los más despistados se les solía colocar más próximos al profesor porque así los podía controlar mejor. Cuando yo era pequeño (6, 7, 8 años), solía preferir los puestos de atrás debido seguramente a mi timidez. Era bastante tímido de pequeño y prefería estar lejos de la primera fila. Además el profesor era mi padre que todavía vive. No te digo nada… Él siempre tuvo fama de ser buen profesor pero al mismo tiempo era demasiado rígido y responsable y sobre todo con sus hijos. Eran otros tiempos. Yo recuerdo que en párvulos, os solía cambiar de puesto de vez en cuando con el fin de que rompierais la monotonía de tener que estar siempre con el mismo compañero. Además con el nuevo cambio de puesto suponía que veríais la clase desde otra perspectiva dándome la impresión que os encontrabais más relajados.
ResponderEliminarJulio hazme caso y borra de tu mente esa “espinica” que tienes clavada de que erais los más vagos o menos inteligentes, QUE NO, QUE NO, QUE NO ERA ASÍ LA COSA.
Lo del tema de la regla, artillería ligera o pesada es otro cantar. Ahí no te quito la razón. Eso dependía del carácter y vocación profesional del docente de turno.
Un abrazo.
Pues no estoy del todo de acuerdo, Fco. Javier. Tanto Luis García Cuenca como yo, éramos muy buenos estudiantes. De hecho, éramos de los primeros de la clase.
ResponderEliminarCon el tiempo, eso sí, nos fuimos estropeando (por lo menos, yo).
Enrique Casals Oliver
Que era una broma "joido", que si no escribimos algo se nos va a enfriar y paralizar el blog de "la Memoria Histórica"
ResponderEliminarYo del Hno Fco Javier, lo que recuerdo que le ponía a mil (y hacía que sacara a pasear la mano, la regla no la usaba para estos menesteres ) era que le llenáramos de bolitas de plastilina la campana que tenía en el radiador de la clase y que salía a tocar al descansillo de la escalera de Claudio Coello a la hora de salir a comer.
ResponderEliminarTanmbién le fastidiaba bastante (que yo recuerde) cuando ibamos a misa al asilo que había enfrente del colegio y nos dedicabamos a mojarnos con el surtidor que allí había
Un Abrazo Pachi, no he olvidado el pájaro verde, la moto que era la letra r y la g que era un tío que se ahogaba
Me imagino que no me haría demasiada gracia el que os mojaseis con el agua del surtidor porque después vendrían las "mamis" a pedir explicaciones y allí te quiero ver torero. Pero no recuerdo que los párvulos ibais a misa ni recuerdo el surtidor. Si vosotros lo decís, así sería. Yo tengo idea de que ibais a misa después de haber hecho la primera comunión pero bueno. De lo de la plastilina y la campana mejor no acordarse. Ya erais joidos ¿eh?
ResponderEliminarEspinitas después de 45 años... Nada de esto, Patxi. Lo unico que pretendo es hablar de todo, de lo bueno y de lo malo. Eso sí, con sentido del humor, que en este blog tan simpático no debe nadie pretender ajustar cuentas con el pasado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Julio
La segunda foto es también otra sorpresa. Ni en foto pensaba volver a encontrarme con el aula grande del primer piso, decorada con las huchas en forma de cabezas de chinos y negros que se utilizaban el día del Domund. ¿Y qué me decís de la campanilla del hermano director (Ricardo), que agitaba como un poseso desde lo alto de la escalera cuando se terminaba el recreo?
ResponderEliminarMe acuerdo perfectamente de la cara del cura que aparece en la foto con gafas oscuras (apenas un chaval). ¿Alguien recuerda su nombre?
¡Son increíbles las cosas emocionantes que aparecen en la Sima de los Huesos!
Julio Vías
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarY digo yo...(MERA CURIOSIDAD) ¿Se puede saber quién fue el artífice que tuvo la genial idea de introducir bolitas de plastilina en la campana? Venga, venga, que haga el favor de salir del armario y le hacemos un juicio popular.
ResponderEliminarJulio, el Hermano que aparece en la foto con gafas oscuras se llamaba Valentín Delgado.