sábado, 28 de mayo de 2011

Asilo de Claudio Coello

Incluyo en el Blog, un material gráfico increíble que nos proporciona Julio Vías. Es sobre el asilo e iglesia (donde muchos de nosotros tomamos la Primera Comunión). Lo acompaña una carta en la que Julio nos escribe la historia de las mismas, y una serie de aventuras (que yo desconocía), que parece de una aventura de "Los Cinco".
Reconozco que me produce una mezcla de alegría (por poder ver estas fotos tan presentes en mi memoria) y tristeza (al comprobar los desatinos urbanísticos que se han realizado en Madrid).

Muchas gracias, Julio.

Hola Luis, te adjunto varias fotos e ilustraciones del asilo del Sagrado Corazón de la calle de Claudio Coello, o "colegio de enfrente" como lo llamábamos nosotros, para que las incluyas, junto a esta carta que te envío, en el blog de antiguos alumnos del colegio. Este enorme edificio se construyó entre 1880 y 1886 con el dinero de una señora muy pía y de muchos posibles, doña Ernestina Manuel de Villena, y fue proyectado por el arquitecto Francisco de Cubas, marqués de Cubas y alcalde de Madrid, que fue también autor del primer proyecto de la catedral de la Almudena y de otras importantes iglesias y edificios en los tiempos de la regencia de María Cristina de Habsburgo. En las dependencias del asilo se instaló una imprenta en la que aprendían el oficio de tipógrafo los niños huérfanos que allí vivían, y en la que se imprimieron numerosos libros y publicaciones de carácter católico en el Madrid del reinado de Alfonso XIII.
     Para los niños que estudiábamos en el colegio de Claudio Coello, allá por la mitad de los años 60, era un edificio cargado de misterio pues siempre estaba cerrado a cal y canto, y entre las rendijas de las puertas de los patios apenas podíamos entrever a los chavales que allí vivían, a quienes compadecíamos porque no tenían la suerte de poder irse a casa después de las horas de clase. Casi los considerábamos como verdaderos presos, sobre todo en las tardes de invierno, en las que los imaginábamos quedándose a estudiar con los curas bajo la luz mortecina de los tubos flluorescentes que salía a través de las ventanas, mientras nosotros nos íbamos a nuestras casas a ver Los Chiripitiflaúticos en la televisión. 
     Cuando el asilo se quedó vacío y abandonado, hacia el año 1970, allí encontramos la más formidable fuente de aventuras a la que que podía aspirar un chaval de doce o trece años de los de entonces. No recuerdo cómo fue exactamente, pero alguien consiguió saltar la tapia de uno de los patios y abrir una puertecilla que daba a la calle Maldonado, por la que pudimos acceder al inmenso edificio que ocupaba la manzana completa entre las calles de Claudio Coello, Lagasca, Juan Bravo y Maldonado.
     Todas las tardes tras salir de clase, esquivando la ira y las amenazas del encargado de una carbonería que había en el número 9 de la calle Maldonado, nos escurríamos por la mencionada puertecilla para correr unas aventuras en este entorno neogótico que podrían dejar pequeñas, por lo reales, a las que imaginaría cuarenta años más tarde la escritora J. K. Rowling para su personaje Harry Potter. Allí pasamos un curso entero explorando el laberinto de pasillos, escaleras, salas y todo tipo de dependencias del edificio: el claustro con sus grandes ventanales y su jardín interior, los grandes dormitorios repletos de camas, la enfermería, donde a la entrada de una gran sala había un alarmante rotulo con la palabra INFECCIOSOS (que provocaba el pánico de García Pacheco). También registramos la imprenta con toda su maquinaria abandonada, las cocinas, los almacenes y despensas, los sótanos y los desvanes. Nos impresionaba especialmente la gran iglesia neogótica completamente vacía, en la que nuestros cuchicheos resonaban por todas partes con el miedo general de ser descubiertos. Apenas cinco años antes, en ella habíamos hecho todos la primera comunión con profusión de himnos y agitar de banderolas. Desde allí subíamos por una escalera hasta el coro y a los estrechos habitáculos donde se alojaban las campanas, que estaban situados a ambos lados de la hermosa vidriera ojival de Maumejean que se abría a la fachada exterior de la iglesia. Con la inconsciencia de los trece años, incluso nos asomamos peligrosamente a las cubiertas del tejado.
     Recuerdo que el hermano Damián nos había amenazado con las peores represalias imaginables si nos pescaban dentro (¡y menudas las gastaba!), pero la aventura resultaba demasiado emocionante como para desistir de ella ante el riesgo de unos simples tortazos a los que estábamos ya muy acostumbrados. Sin embargo, al final acabaron por tapiar los accesos por donde nos colábamos y se nos acabó una de las diversiones más intensas y emocionantes que recuerdo de mi infancia.  
      Viendo las fotos e ilustraciones que adjunto, cualquiera se da cuenta de que el asilo de Claudio Coello era un magnífico edificio. Hasta finales de los años 70 el neogótico era considerado en España un estilo feo y de mal gusto, como un mal sucedáneo. Hoy, afortunadamente, las cosas se ven de otro modo y prueba de ello es la magnífica rehabilitación que se hizo hace no mucho de la iglesia de Santa Cruz, junto a la Plaza Mayor, también obra del Marqués de Cubas y que recuerda mucho a la del asilo del Sagrado Corazón (con decoración neomudejar en la fachada exterior y neogótica en el interior).
     El derribo del edificio, en 1973, fue uno de tantos desmanes urbanísticos cometidos por los ignorantes ediles del Ayuntamiento de Madrid durante los últimos años del franquismo. Tras él, y tras el posterior derribo del palacete que albergaba nuestro colegio de Claudio Coello, hoy no queda apenas nada de aquel paisaje urbano de nuestra infancia, y para rememorarlo hay que recurrir a la película de Manuel Summers "Del rosa al amarillo", rodada allí mismo en el año 1963, exactamente en los mismos tiempos en los que muchos de nosotros comenzábamos a estudiar en el colegio.
Un abrazo

Julio Vías

Fachada principal a la calle de Claudio Coello (hacia 1970)

 Crucero de la iglesia



Coro y puerta de la iglesia a la calle de Claudio Coello



Derribo del edificio en 1973



 Dibujo/litografía de la Revista "La Ilustración Española y Americana XXXVII" del proyecto de fachada para el asilo de huérfanos del Sagrado Corazón del Claudio Coello. (Año 1883)



Otro dibujo de la misma revista mostrando el estado de las obras en el crucero.


 

16 comentarios:

  1. Alucinante, Julio. Yo sí recuerdo haber entrado alguna vez con mis amigos, pero creo que no pasamos del patio. Daba un poco de miedo (en aquellos tiempos había muchas cosas que daban miedo).

    Por supuesto, yo hice ahí la primera comunión (10 de mayo de 1.964), como ya pudiste ver por las fotos que adjunté.

    Un abrazo.

    Enrique Casals Oliver

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  2. Julio:
    Expectacular la narracion que realizas sobre el "Otro Colegio" donde bien dices, tantos hicimos la primera comunion y asistimos a muchas misas y charlas.
    Reconozco que aquel colegio vacio, tenia que ser una pasada y tenia que imponer bastante en la soledad, muchas historias encerradas entre esas paredes.
    Te felicito por las fotos, muy buenas
    Un abrazo
    Javier Ruano

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  3. Julio: ¡Qúe aventuras!¡Qué pena que os tapiaran la entrada! Si os llega a pillar el hermano Damián...¡Pies para qué os quiero!... Por cierto los curas, no eran curas, eran los hermanos de las escuelas cristianas, los de La Salle.

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  4. Hola Julio,
    Genial la descripción, y muchísimos recuerdos. Yo era, con tu hermano Javier y Benjamín Rodríguez-Arce, otro de los osados expedicionarios al "internado". También, desgraciadamente para nuestras aventuras, responsable del tapiado de la portilla de Maldonado, después de culminar un estupendo plan que consistió en defenestrar bancos de la iglesia desde el coro, con enorme estruendo e inenarrable regocijo de los participantes...Estruendo que supongo llegaría a oídos de los Hermanos que tomarían la sabia decisión.
    Aquélla fue nuestra última incursión en nuestro particular Hogwart de andar por casa...
    Un abrazo
    Fernando Lozano

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  5. Interesante aportación de nuestro amigo Julio Vías. Con el derribo de este edificio, murió también parte de la cultura artística de nuestra historia. Ya veo que había en el "cole" bastante investigador secreto... A mi una de las cosas que actualmente me causa tristeza es saber que mis vecinos de enfrente eran chavales huérfanos. No tenían el apoyo de un padre y el cariño de una madre. En aquellos años yo nunca me paré a pensar en este detalle. No me daba cuenta. Ahora sí lo pienso. Eran otros tiempos.
    Un saludo

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  6. Yo llegue al colegio en 1967 y alli estuve hasta su cierre y traslado a la carretera de la playa, hoy lo recuerdo con mucho cariño aunque aquellos no fueron tiempos fáciles.
    Me ha gustado ver este foro y sobre todo las fotos
    Saludos a todos
    sotoca50@hotmail.com

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  7. ese era el colegio de la salle que es ahora la sallesagrado corazón en herrera oria no?

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  8. Yo estuve 8 años en el asilo entrando en septiembre de 1959, cuando tenía 9 años. El régimen del colegio era de internado y entonces no había externos, y me fuí en el año 67 habiendo aprendido el oficio de linotipista una vez que encontré trabajo y pude colocarme. Aunque el colegio en sus orígenes fue un asilo de huérfanos, con el fin de dar educación a niños de familias sin recursos y de esta manera, como "El asilo", así lo denominábamos los alumnos al colegio, su régimen económico era de "colegio de pago" y aunque el origen de todos sus alumnos fuera muy humilde. Además de que la condición para ingresar en el colegio es que el alumno debía ser huérfano de padre o de madre, que era mi caso, la educación no era gratuita y ésta tenía que ser sufragada por las familias (los particulares) o como ocurría en la inmensa mayoría del alumnado, casi en su totalidad, lo era por compañías de seguros que eran las que se hacían cargo del costo de la educación, los llamados de reaseguros como allí se les denominaba. En este sentido, éstos eran huérfanos cuyos padres habían fallecido a causa de accidentes de trabajo, la gran mayoría de ellos eran hijos de mineros. de marineros de pesca o de la mercante o provenientes de la emigración.
    Su recinto fue hospital durante la Guerra Civil y a finales de los 40 recuperó su condición de institución educativa..
    Son muchas las historias que se pueden contar de esta institución religiosa, dirigida por los Hermanos de las Escuelas Cristianas, por los frailes de la "La Salle" como que en uno de sus patios se rodó una de las escenas clave de la famosa película "El verdugo", de Juan Antonio Barden, obra maestra de la cinematografía española.

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  9. Allí también se filmaron algunas escenas de la película de Antonio Sumers "Del rosa al amarillo", en 1963.

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  10. Si, efectivamente es el mismo colegio que se trasladó a Herrera Oria. Yo entré en el colegio en el año 1957 y estuve hasta 1968, año en que cumplí los 18. Muchos recuerdos, algunos muy felices y otros no tanto, pero que ahora recuerdo con mucha nostalgia y muy positivamente, a lo mejor por la edad. Nosotros sí mirábamos con algo de envidia a los del colegio de enfrente, sobre todo cuando salían a la calle. Eran otros tiempos.
    Un abrazo para los del colegio-asilo y los del colegio de enfrente.

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    1. Hola mi padre hizo la comunion en el 57 no se cuanto vivio alli, fallecio en 2001 y tengo curiosidad de como trataban a los alumnos/huerfanos que vivían allí, al ver que entraste en ese año...alomejor sabias algo o si puedo encontrar fotos de alumnos

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  11. ¿Alguen me podría decir de que parroquia "dependía" esa iglesia?

    Gracias

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  12. Alguno me reconocerá por el nombre.Estuve en los corazonistas con Casals,Garay,brú y otros y de director el Padre Ricardo.Por algun sitio tengo la foto vestidos de romanos a la puerta del colegio.Soy del 56.Melquiades alvarez-buylla

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    1. Melquiades, me acuerdo perfectamente de ti. Soy Julio Vías Alonso...

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  13. Si no estoy equivocado, yo diría que apareció también en una escena de la película “Después de los nueve meses”, 1970, de Don Mariano Ozores. En el interior de la iglesia, simulando un bautizo, junto a una pila bautismal, de fondo la tumba de la fundadora de la orden, Ernestina Manuel de Villena

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